- No te escondas

- sí

-¿Porqué?

- Tengo miedo

- No.. ven aquí entre mis brazos, yo te cuido

- ¿De verdad?

-Sí, lo juro

- ¿Para siempre?

- No. Para toda la eternidad.

Ella salió de debajo de aquella manta y se acercó con cuidado y con algo de inseguridad a él. Aún no estaba convencida de que aquello fuese buena idea, pero cuando él la estrechó entre sus brazos y la abrazó con suavidad mientras suspiraba se dio cuenta de que quería estar así el resto de su vida, sin pensar en lo que hubiese más allá de aquellas dos manos que ahora la acariciaban.. Y se quedó allí eternamente. Ella, él y todo el tiempo para ellos

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