Gracias papà

En la vida llega un momento en el que tenemos que empezar a tomar decisiones. Unas màs sencillas frente a otras màs complejas. Si es cierto que según avanzan los años, el nivel de complejidad es cada vez mayor. Deja de preocuparnos el hecho de decidir si ir a la playa o a la piscina para despuès pasar a si presentarnos a una u otra asignatura y empieza a complicarse cuando debems decidir si escoger un puesto de trabajo u otro. Por lo que una decisión que en su día nos parecía un mundo, hoy con la distancia y años de experiencia a nuestras espaldas, nos puede parecer una pequeñez.

Hace unos años tuve que tomar una decisión bastante importante, relacionada con el mundo laboral, mundo en el que acababa de sumergirme.  En mi caso, era la primera vez en mi corta vida que se me presentaba una toma de decisión tan compleja. Me pasè días dàndole vueltas al asunto para tomar un camino acertado y no equivocarme. Lleguè incluso a perder horas de sueño meditando sobre las opciones que se me presentaban.

Pero lo que màs me marcó de este asunto fue cuando una mañana, me acerquè a mi padre con una buena taza de cafè. Que despuès de haber pasado gran parte de la noche sin dormir, dàndole vueltas a la cabeza,  la necesitaba. Iba buscando "el trabajo fàcil" que èl me dijera que debía hacer. Èl se encontraba en el salón absorbiendo al menos 3 periódicos diferentes, como acostumbra a hacer los fines de semana. Tras interrumpir su lectura, le puse en situación acerca de mi problema. Una vez me hube desahogado, me miró y me dijo: "ya no eres una niña, yo no puedo decidir por ti"

Me fui a mi cuarto y  me puse llorar. Me di cuenta de que de ahora en adelante, me iba a tocar decidir a mi y aquello me hacía sentir insegura. De golpe sentí como me cortaban de nuevo el cordón humbilical. A machete. Sin miramientos.

Todo aquel que me conoce un mínimo sabe que soy una chica muy indecisa. Me cuesta mucho decantarme por una opción u otra. Por el helado de yogourt o por el de tarta de queso. Pero en situaciones difíciles, siempre guardo en la memoría un consejo que me dio mi padre no hace mucho, hablando tambièn, sobre la toma de decisiones.

"Muchas veces no sabemos lo que queremos, pero no importa. Lo verdaderamente importante es saber que NO se quiere"

Gracias a esa enseñanza he dado los últimos pasos de mi vida. Reflexionando sobre lo que no quiero y descartàndolo.

Hoy se lo que no quiero

Quiero darle las gracias a mi padre porque de manera inconsciente me ha ayudado a salir adelante. A tomar decisiones por mi misma y considero que muy acertadas.

Gracias.

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