claro que bailo

Anoche decidí dar un paseo, la noche era increíble, hoy no trabajaba y mi cabeza estaba fresca. Papel, boli y música.. Tras parar por el embarcadero, visita obligada, me dejé llevar hasta la pequeña playa que queda unos metros más adelante.

Para mi sorpresa estaba sola, me pareció cuando menos curioso, era la escena perfecta para una película, para una de mis películas, una de mis miles de historias... y así fue. Anoche pasó algo, algo inimaginable. Algo que a toda chica le gustaría vivir y por fin me pasó a mí.

Paseé por la orilla, dejando mojar mis pies. El agua bailaba para mi, la brisa me abrazaba y el olor de las caracolas me perfumó. Era todo perfecto, uno de esos momentos en los que te da tiempo a pensar, que posiblemente nunca se repetirá. Uno de esos momentos que quieres guardar en tu memoria para siempre.

Evadida en mis historias, en mis pensamientos, no me percaté hasta pasado un tiempo que alguien me acompañaba en mis pasos. Me giré bruscamente y asustada al escuchar una pisada en algo metálico que no era arena y te vi allí.

Ladee mi cabeza a la vez que forzaba los ojos para visualizarte con claridad. Un foco de un barco rezagado entrando al puerto me ayudó. No te había visto nunca, deberías tener 30 años (soy muy mala para la edad) y ante el nerviosismo sonreí y tu también.

Como si de una película se tratase él se acercó haciendo un gesto de tranquilidad con sus manos ya que mi cara debía de ser un poema. Señaló a mi lado y dijo con voz muy varonil ¿puedo?

Yo, aun perpleja , asentí con la cabeza. Asíque el aceleró sus pasos hasta acomodarse a mi lado para seguir paseando juntos.

- Qué llevas ahí?, me dijo señalando una carpeta que sostenía en mi regazo.
- Papeles.
- Que tipo de papeles si no es intromisión?

En vez de contestar miré detrás de mi, buscando. Arriba, abajo, fruncí el ceño a más no poder... Estaba pasando algo raro, esto no me podía pasar a mi, apestaba a broma de "amigas". No tenía miedo de que me robase, no llevaba más que unas notas, un boli y las llaves de casa. Pero estaba asustada por algo y realmente no sabía porqué, no podía ser que aquel chico tan guapo decidiese dar un paseo conmigo.

- ¿estás incomoda? ¿Quieres me vaya?
- No...
- No dejas de mirar atras. Esperas a alguien?

Realmente si que esperaba a alguien, pero no iba a aparecer. Hasta hacía unos minutos me quedaba la mínima esperanza de verle por allí. Pero el reloj de arena tocaba a su fin. agaché la cabeza, cerré los ojos con fuerza y dije adiós para dentro.

-No, no espero a nadie, perdona. Me había parecido escuchar un ruido.
- Pues entonces.. estate tranquila. No me has dicho como te llamas
- Macarena.
- Qué nombre más bonito.
- Tu?
- Alberto.
- Me gusta también.
-Bueno Maca, puedo llamarte maca? Qué papeles llevas ahí¿
- Cosas que escribo.
-No... ¿Te gusta escribir?
- Si, un poco.
- Genial, a mi me encanta leer.

Le sonreí, miré al suelo avergonzada. Seguía sin confiar que aquello no fuese un sueño. Seguimos caminando durante un buen rato por aquella pedregosa playa. Es increíble la sensación de conocer a alguien, descubrir qué cosas son las que tienes y las que no tienes en común. Descubrir porque los dos a la misma hora en el mismo sitio.

Y cuando pensaba que ya nada podía ser más perfecto cogió mi carpeta, la tendió en el suelo y con los brazos estirados y la cabeza ladeada me dijo:

- ¿Bailas?

Cuando menos te lo esperas, alguien vuelve a sacarte una sonrisa. GRACIAS





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