Yo no



- Buenos días, pequeña.

- Mmmm. 

- Sigue durmiendo, me voy a trabajar. Sólo quería despedirme. 

- No... no vayas...

- Tengo que ir.

- Llama y di que estás enfermo. 

- No puedo hacer eso. 

- ¿Porqué? 

- Porque sería mentir.

- No, yo veo que tienes una cara horrible, seguro que tienes fiebre. Ven, acércate que te tomo la temperatura. Igual tienes una "gripe z" y tienes que quedarte en la cama CONMIGO toda la eternidad. 

- Venga anda, luego te veo ¿vale? 

- Muy bien. Tu sabrás... La vida son dos días y tú siempre estás trabajando. Espero que no te arrepientas... 

- No puedo contigo. 

Mientras terminaba de decir eso se abalanzó sobre ella para abrazarla y darle mil besos por toda la cara y el cuello, casi sin dejarle respirar. Ella reía y le suplicaba a la vez que no se fuese nunca. Y como no se fiaba de su palabra, que juró jamás hacerlo, se abrazó a él como un koala lo hace a un árbol. Así jamás escaparía. 

- Mi vida, ¿porqué no me esperas arreglada cuando salga del trabajo y nos vamos a comer a ese sitio que tantísimo te gusta? 

- ¿Me estás chantajeando para que te deje ir?

- Sí. 

- De acuerdo. ¿A las 3 en el portal? 

- No tardes. Te quiero.

- Yo no. 


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