Ella subió las escaleras del metro que todas las mañanas le llevaba al trabajo, dichoso trabajo. Sueño. Tenía sueño. Demasiado para su gusto, notaba los ojos incluso hinchados. Mientras, sumisa, se acercaba al torno su mirada se cruzó con èl.
Bajó la cabeza, pero de manera inmediata la volvió a subir al darse cuenta que èl había notado lo mismo que ella.
Se miraron de reojo mientras cruzaban sus creditrans. Fruncian el ceño intentando recordar, haciendo un esfuerzo por reconocer.
Todo fue inutil sus espaldas eran quienes se miraban ahora.
Ella agachó de nuevo la cabeza, desconcertada. Quièn era el? Estaba segura que lo había visto antes. Pero dónde?
De golpe alguien le agarró del brazo con suavidad sacándola de sus pensamientos. A pesar de la dulzura con la que la tomó, no pudo evitar dar un sobre salto. Cuando giró su cabeza para conocer a quien perturbaba sus pensamientos volvió a brincar. Era el.
- Eres tu, verdad? Dijo èl con la voz màs dulce que jamàs había escuchado.
- Sí, debo ser. Dijo ella timidamente.
- Por fin. Encantado de conocerte chica de mis sueños.
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