Llueve

Llevaba un rato mirando por la ventana. Como bien les gusta decir a muchos tan sólo de cuerpo presente. Su cabeza, su corazón o su alma no estaban en aquel lugar.

Atravès del cristal podía ver como las gotas de agua, en su último intento por sobrevivir, impactaban contra el ventanal de aquella cafeterìa. Aquella visión le gustaba, seguía el recorrido de las gotas fusionàndose con otras en su misma situación.

Olvidó durante un momento que tenía compañia, que había alguien sentado a su lado. Todo hasta que èl la rozó con su mano. Tras su acto de presencia con una suave caricia, decidió que con aquello no bastaba y fue entonces cuando aquella persona con afan d protagonismo la rodeó con su fuerte brazo por la cabeza, la atrajo hacía èl hasta acomodar la pequeña y alborotada cabeza en su pecho, consiguiendo, así, sacarle de aquel mundo paralelo en el que ella se encontraba.

Ella se acurrucó, buscó su sitio en aquel muro de protección y cuando lo habıa conseguido, suspiró

Èl desde unos centimetros màs arriba, miró su cabellera, la besó y pensó en alto:

mi pequeña...

Ella, esta vez sin que el la viera, sonrió y descansó.

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