Acabó

Ella bajó su mirada, cogió aire y la volvió a subir, pero esta vez cargada de fuerza y esperanza, cargada de entusiasmo e ilusión. 

Fijó sus pupilas en las suyas y dejó que éstas hablasen por sí mismas. Tenían tanto y tan poco que decirse... 

Cuando la conversación de sus ojos tocó a su fin, sonrieron, asintieron y con un leve movimiento de cabeza, como quien saluda a un vecino, se despidieron. 

Así acabó su historia de amor, su historia infinita, sus besos, sus abrazos, sus noches sin dormir. Así acabaron los paseos, los atardeceres y los amaneceres. Así acabó su cuento de princesas... 

Aunque ellos no lo sabían, así acabó su vida. 

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