Otra puerta que se cierra

¿Me dejáis? Me da igual, es mi blog y escribo de lo que quiero, si no te gusta ya sabes dónde está la x. 

Hoy he cerrado la puerta de la que ha sido nuestra casa los últimos años. La que fue nuestro hogar. 

Etapas que acaban, puertas que se cierran y en este caso ventanas también. 

¿Duro? De las cosas más duras por las que he tenido que pasar en mi vida. Dicen que los chicos son "tipos duros" y estas cosas las solventan mucho mejor pero yo no. Y a quien tenga que pedir perdón por ello, lo haré. Yo soy de las que llora. De las que siente y de las que sufre. Y no voy a negarlo. Hoy he llorado y sigo llorando. 

He sentido que estaba en la que ha sido nuestra casa por última vez. Donde había hecho planes de futuro, donde había vivido los mejores momentos junto a ti. 

Me he paseado por cada habitación y todo eran maravillosos recuerdos. 

Nuestra habitación, esa primera noche abrazados como si despegarnos fuera a alejarnos el uno del otro eternamente. Las noches de series y películas hasta que yo caía rendida, las guerras de cosquillas y mi manía de que el armario quede cerrado para dormir. "Cuando vengas ven", solo tú lo entiendes. Como tantas otras cosas... Como no, he recordado todas las caricias y besos que nos hemos dado, las noches de amor, mi demanda de mimos y "protocolo". Cada mañana, cuando te ibas a trabajar y venías con ese olor narcótico a despedirte dándome un beso, ¿alguna vez dejé de abrazarte y suplicarte que te quedaras fingiendo estar enfermo? 

He pasado al baño y he recordado cada uno de tus baños, de esos de una hora en la que parecía que el tiempo se paraba para ti mientras una serie o un partido te acompañaban. Adelantarme a ti para hacer pipí y dejarte marchar al otro baño a regañadientes. Mirarte a través del espejo cuando nos cepillábamos los dientes antes de dormir. Mis duchas rápidas y ¡cómo me gustaba que me acercaras la toalla! Y el odioso "nos tenemos que ir" cuando me estaba preparando. 

Tu baño... en verano siempre lleno de arena. Te gustaba más porque tenía más presión y a mi me encantaba aparecer por sorpresa allí. Para hablarte a través del cristal o inocentemente meterme contigo. ¿Recuerdas aquella vez a las 5 de la mañana cuando me creías dormida, salías del baño y te topaste con mi cara? Fue increíble. Jamás has superado ese susto. (Ni lo harás) 

La otra habitación, que era la de invitados, que luego fue un despacho y... nunca lo que quería que fuese: un cuarto de bebé. Tal vez aquí es donde más tiempo he estado, he recordado cómo quería que cambiara para cuando llegara Lucía o Gonzalo. Azul o rosa. O tal vez neutro, beige. La cuna ahí y la butaca a ese lado con una mantita a juego. Nunca será... 

El salón, donde más tiempo hemos pasado. Siestas olímpicas. Sofá-peli-manta. Cenas... Discusiones, que las hubo y muchas, mañanas de sábado de partidos de ACB, noches de fútbol americano, tardes de liga... y de vez en cuando alguna peli ñoña por aquello de que yo tuviera mi parte. He echado de menos esa botella de agua que siempre tenías a tu vera en el sofá. 

La cocina.. es imposible entrar en la cocina y acordarme de los abrazos que me dabas cada mañana en el mismo sitio. "Buenos días, pequeña" Café, Colacao, tostadas, mermelada... porque recuerda: "Me subes al cielo y me abres los botes de mermelada" me gustaba hacer la cena mientras te miraba por el cristal concentrado veías algún partido. Y yo con la música a todo volumen bailando como si me fuera la vida en ello... 

Me he quedado mirando todo, he recordado cada momento que vivimos allí. Desde el
primero en que Maria y Aitor nos enseñaron la casa y lo tuvimos claro. Nuestro primer viaje a Ikea, esa ilusión por crear un hogar. La primera vez que abrimos la puerta. 

Ha sido durísimo despedirme de todo, de cada instante y sobre todo ha sido duro saber que así se acaban las cosas, cerrando una puerta (y por Dios que nadie me diga que se abre una ventana porque me tiro por ella).

Hoy ha sido uno de esos días difíciles, en los que recoges cosas que te transportan al pasado, a un momento en el que fuiste sumamente feliz y te preguntas qué narices ha pasado para que todo se tambalee. He encontrado la pulsera que nos pusieron en el Hotel de la luna de Miel y he pensado "¿de verdad?".

Sí... es de verdad. 



1 comentario:

  1. Que pena...solo sé que todo pasa y que sales fortalecida, te lo aseguro! Mucho ánimo

    ResponderEliminar