Que todos los días me muero un poquito más sin ti.
escribo tu nombre en el cristal empañado, ya no sé a que huele la lluvia,
desde que te tuve cerca no sé a que huelen las cosas que no huelen a ti.
A veces me pregunto si me muero,
¿Qué harás con los besos que me debes? ¿Los pondrás en fila de a uno y los castigarás con una huelga indefinida de tus apetecibles labios?
No ha dejado de llover en toda la tarde,
estas nubes sin formas no aprenden a echarte de menos, desde que mi mar te acarició los muslos todo este sur se quiere hacer de agua.
Y yo sin ti me muero de sed, y el único cielo húmedo que me apetece es el de tu boca.
No ha dejado de llover en toda la tarde
y la lluvia sin ti ya no me parece hermosa, lo único bello es tu nombre en el cristal y mucho me temo que en la próxima tormenta va a desaparecer del todo.
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