Cada mañana

Ella sigue levantándose cada mañana. Sola. Sin un beso de buenos días, sin un abrazo, sin nadie con quien compartir esa fría taza de café. 

Se levanta con el ruido del silencio, con el amparo de nadie, con la sonrisa de la tristeza.

Sigue levantándose empapada en lágrimas. Con un vacío enorme, con escasas fuerzas y temblor en las piernas. 

Se levanta aunque llueva, aunque el día sea más oscuro que la noche. 

Se levanta a sabiendas que es poca la esperanza que le queda. Que los días cada vez son más largos y las noches eternas. 

Se levanta cada mañana esperándole, sabiendo que no volverá. 



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