Creo en ti.

Sé que te cuesta levantar por las mañanas, sé que sonríes más de lo que te apetece, sé que haces esfuerzos sobrehumanos en cada movimiento. Te he visto apretar el puño aunando fuerzas para continuar.

Tengo conocimiento de tus noches sin dormir, he comprobado que tu almohada despertaba mojada, se que tu cabeza no descansa. Soy consciente de tus pesadillas. 

Entiendo tu sufrimiento, tus ganas de tirar la toalla, tu desesperación, tu angustia.

Soy consiciente de que lloras a escondidas y no lo dices, sé que muchas veces ni tan siquiera se refleja en lágrimas. He seguido a tu mirada perdida, he caminado junto a tus pasos a la deriva. He probado el sabor a hiel de tus labios, la aspereza en tus caricias, el desamparo de tus abrazos. También puedo sentir el ardor de tu sangre por las venas. He visto como se cuartea tu piel y cómo tu estómago se retuerce. He escuchado el crujir de tus dientes y te he visto cerrar los ojos con la intención de desaparecer. He notado que tu corazón ha dejado de latir en alguna ocasión y el aire no ha llegado a tus pulmones. He visto el vacío en tus ojos, he sentido tus ganas de gritar.


Se que no tienes fuerzas, pero aquí te entrego las mías. También mi esperanza, que cada día está más ausente en tu vida. Necesito que las uses para salir adelante, necesito que lo hagas. Confío en que lo harás, porque creo en ti. No puedes dejarme porque tengo una vida entera de sonrisas para ti. Tengo la vida que mereces. 



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