Canelones

Por los mejores canelones del mundo, por el cariño con el que estaban hechos. Porque antes de pedirlos ya los tenía en el horno.

Por aquellos veranos en aquel columpio que rozaba las nubes. Por las meriendas de pan y mantequilla. 

Por esa cafetera de Mery Poppins que tanto me apasionaba.

Por las broncas que me gané por traviesa. 

Por esa cerveza sin alcohol que tanto le gustaba disfrutar en la terraza. 

Por macaqui, aquella manera cariñosa de llamarme que nunca supe aceptar! 
Por aquellos besos inesperados que impactaban a cualquiera. 

Por su sonrisa, por aquella manera de rascarse la nariz tan peculiar. Por su genio. Por todos y cada uno de los consejos que me dio. Por su fuerza y entereza. Por no flaquear nunca. Porque nunca falló a nadie cuando se la necesito 

Por crear a una mujer de bandera como es mi madre, y por extensión a mi. Por inculcarme el cariño y el respeto a mis padres. 

Por aquellos paseos con ella en los que todo el mundo la paraba para saludarla y te dabas cuenta de que era una mujer muy querida por quienes la rodeaban.

Por ser incondicional y sin pedírselo estar presente en todos y cada uno de los acontecimientos importantes que hemos vivido. 

Por esas llamadas matutinas en las que me encantaba "enfadarla" comentándole la última de Zapatero. Por esas conversaciones de política mientras hacíamos la comida. 

Por aquel café helado mientras leíamos en pronto. Y pasados unos minutos  verla dormida. 

Por aquella llamada de teléfono en la que me hubiese gustado estar a su lado. 

Por otra que me hizo llorar y desde entonces no paré

Por todas estas cosas, los abuelos deberían ser eternos. 

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