Metro

Mi amiga Leyre dice que tengo cierto "problema" con el metro. Sí, el metro, el medio de transporte subterráneo más utilizado en las grandes ciudades. Ella, fiel lectora y participe de mis historias del blog, defiende la idea de que muchos de mis alocados relatos suceden en este lugar.

Puede que tenga razón, sí. Puede que me suceda como al donostiarra con el Corte Inglés. El hecho de no tenerlo en nuestra ciudad nos lleva, a algunos, a admirarlo y provocar una visita obligada en la ciudad que visitemos.

Aún recuerdo los primeros días en el metro de esta ciudad. He de reconocer que al igual que al donostiarra con las infinitas escaleras mecánicas, este medio de transporte mereció todo mi respeto.

"Parece que vamos al centro de la tierra", juré cuando pisé lo que en su día Foster diseñó. Aún recuerdo aquel horrendo ruido de los frenos de los vagones. Parece que fue ayer cuando sentí mis labios agrietándose por la corriente. Las carreras y conversaciones de la gente por aquella ultratumba ...

Puede que escriba mis historias por esa "admiración" de la que hablo, porque el metro me inspire o por como dice mi amiga Leyre, por ese "problema". Que bien es cierto, que deriva de lo anterior.

A mi me gusta pensar que es porque en el metro me pasan cosas fantásticas, vivo historias inimaginables y me cruzo con personas maravillosas que jamás mis sueños podrían producir.

Como lo que me ha pasado hoy de camino al trabajo.. Pero eso ya os lo contaré. Hoy lo saboreo sólo yo.

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