Siempre

Hola cariño, 

¿Cuántas han sido las veces que hemos bromeado con que me podría morir mañana mismo, no querías darme ese abrazo y que pesaría en tu conciencia? ¿Cuántas veces bromeando con ello te dije que deberías "guardarme ausencia"? 

Pues hoy, dejando las bromas a un lado, te digo que no me cabe la mejor duda de que saldrás indemne de esta melancolía, que reharás tu vida. 

Eres una de esas personas que hay que admirar por su fortaleza, por su entereza y por su bondad. Qué te voy a contar de ti que yo no sepa ya. Sí, yo, porque para mí eres la única verdad de la que me tengo ya que enterar.

Adoro las cuatro letras de tu nombre, tus manos, esa forma que tienes de mirar, tus buenos días y tus no te preocupes más, todo esto pasará. Y pasará, pero que no pase más. Y que tú nunca me dejes de pasar.

Tú le sonríes a la vida y ella te devuelve siempre una sonrisa más. Más grande y más bonita. Sólo por eso la propia vida te recompensará. Por eso, aunque yo me vaya, y ello tambalee todos tus planes, encontrarás a una mujer maravillosa que haga tu vida mil millones de veces más acompasada que mi capacidad para bailar. Quien te haga reír a diario, disfrutar de una, dos y tres mil aficiones sin más o ver contigo esas horribles películas "de chicos" sin protestar. Que te haga conocer la felicidad. 

Pero nadie te querrá como la que escribe esta tempestad. Nunca se morirá en tus brazos. Nunca te removerá el mundo. Nunca te mirará. Nunca admirará. Como yo nunca nadie lo hará.

Durante el tiempo que hemos compartido vida mi misión ha sido de manual: hacerte el hombre más feliz de aquí y de allá. Durante el tiempo que hemos compartido vida mi obsesión ha sido radical: hacerte sentir orgullosa de la mujer que te escribe. Que si me he equivocado que me vengan a juzgar, porque he fallado. Muchas veces, demasiadas. No hace falta que te las diga tú y yo las sabemos. Siempre una vez más, pedirte perdón, sin descansar, hacerlo de forma natural y sentimental, que no parezca esto un fallo más sino una prueba para recordar todo lo que me das. A pesar de mis errores, te he querido, te quiero y te querré.

Pero la vida nos pone impedimentos, me ha puesto obstáculos que sólo tú conseguías que yo pudiera derribar. La vida nos pone zancadillas enormes que me adentran en una guerra que sin ti no podía ganar. Y aunque he luchado contigo y sin ti en cada batalla, esta guerra, la muerte me ha ganado. 


Lo que más me duele de irme es no haber cumplido aquellos sueños que quedaron en ese bote congelado con etiquetas que pedían deseos para realizar. Me horroriza la idea de no volver a sentir tu mano en mi piel, tus ganas en mi razón de ser o no encontrar casa porque tus ojos me faltan. Me voy cada vez más rápido cuando pienso en lo que he perdido, en lo que ya no habrá. 

Pero una cosa te digo, esté donde esté, jamás dejaré de pensar en ti.  Me acercaré a meter mis dedos entre tu pelo, a sentir tu calor y oler tu piel, aunque tú ya no me puedas ver. Te querré eternamente, te admiraré y me sentiré orgullosa de cada paso que des. Y sonreiré, allá donde esté, te observaré, así que haz las cosas bien.


Te querré siempre. 






Los artículos de este blog pueden ser o no reales. Solo puedo decir en mi defensa que la realidad supera la ficción.



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