El amor, un destino?

- Hijo, sal al salón que ha venido tu hermana con Álvaro para presentárnoslo.

- Buf, qué pereza Mamá. Uno más y seguro que es otro capullo que al final la deja llorando.

Lo que el pequeño de la casa no sabía es que su hermana escuchaba desde el pasillo sus hirientes palabras. Tras la corta conversación entre el benjamín y su madre, ella, con un nudo en la garganta que la asfixiaba, se encerró en el baño antes de que nadie pudiese verla romper a llorar.

Se sentó apoyando la espalda sobre la puerta, recogiendo las rodillas entre sus brazos. Agachó la cabeza encajando su nariz en el pequeño espacio que quedó libre entre sus piernas y dejó que las lágrimas mojasen aquellas tupidas medias.

Hoy se había arreglado más de lo normal, se maquilló ahumándose lo ojos, se puso un vestido que marcaba su figura y encima quitaba los kilitos que los reyes le habían dejado junto a sus zapatos por Navidad. Se perfumó con aquel frasco reservado para ocasiones especiales y colocó su lujoso bolso y su pañuelo sobre la cama antes de salir.

Estaba contenta y para mas inri, lucía el sol, quién, desde hace unas semanas se mantenía en paradero desconocido. Todo era perfecto hasta ese momento en que, por suerte o por desgracia, tuvo que escuchar las palabras de su hermano.

Mientras lloraba desconsolada, comulgaba con él, que falta de razón no le faltaba. Otro más. Sí. Otro más en una biografía, en un álbum de fotos.. Otro más en todo.

Hasta no hace mucho, fantaseaba con el día de su boda. Con ese momento en el que compras el vestido, ese momento en el que se llora porque ese vestido te queda precioso y según dicen, "es el vestido". Soñaba con los preparativos, con las flores, con las invitaciones, con la música. Pero sobre todo soñaba con ese momento en que su padre la llevaría a la iglesia y, al fondo, el hombre de su vida la miraría con admiración y llorarían de emoción...

Tonterías de una joven romántica empedernida. Que más da! Otros sueñan con un Ferrari y otros con el equipo de su ciudad... Ella con el amor.

Amor que le hubiese gustado encontrar hace mucho tiempo, estar casada y formando una familia... Pero no! La pobre chica que solloza en el baño no ha conseguido su sueño. Porque éste no viene en un pack de aventuras para conducir un Ferrari, ni en el periódico como los cupones para ver a tu equipo.
El amor le ha tocado a ella mascarlo y comerlo bien bien, la mayoría con sabor final amargo. Ojalá hubiese tenido la suerte que podía ver en algunas parejas que acostumbran a pasear por la ciudad con los niños! Ella les envidia.

Así que cuando muchas de sus amigas hablaban de aquel chico con el que salía en bachiller o cuando su madre recuerda aquel que le regaló unas flores o su hermana comenta que su favorito fue el del coche en color rojo... ella salta.

Pero salta más cuando por enésima vez, gastan bromas con la lista, de su facilidad para enamorarse. Monta en cólera cuando tiene que escuchar que debería casarse ya.

Pero, entre nosotros, se que lo que más le duele, lo que le hace daño de verdad, es cuando hablan de aquel chulito que la engañó con otra, o de aquel que la chillaba y la dejaba llorando, o cuando hablan de sus infinitas lágrimas de los domingos. En definitiva, de las veces que se ha equivocado. Eso es lo que más le hiere.

Ojalá no hubiese tenido que pasar por aquello. Ojalá, el amor, su eterna aspiración, hubiese llamado a la puerta de su vida desde un primer momento, ahorrándose, así, unos cuantos-varios-demasiados disgustos. Ahorrándose unos cuantos capullos y desgraciados que no supieron más que faltarle al respeto con un abanico de posibilidades.
Ella sólo buscaba ser feliz junto a una persona, lo más normal del mundo. No?



Sigue llorando y pensando en como salir del baño y hacerse con su kit de emergencia de maquillaje que nunca faltaba en su bolso. De esta manera nadie se enteraría de los lagrimones que habían corrido por sus mejillas y ya de paso por las rodillas y empapado el suelo.

Se miró al espejo y afirmó. Abrió el bote del corrector y comenzó con unos toques bajo los ojos para después delinear la zona del ojo con lápiz y rímel. Colorete y lista.


Nadie más que ella y su reflejo saben lo que confirmaron.

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