Pues lo típico, Feliz 2013.
Se escuchan los petardos, cohetes y demás artefactos explosivos desde cualquier rincón de esta bella y encantadora ciudad. Incluso desde aquí. Y este simple hecho me hace echar la vista atrás (haciendo gala de mi melancolía crónica) y recordar cuando mi hermano pequeño ansiaba la llegada de esta noche para mostrarnos a todos sus artes pirotécnicas, qué años aquellos...
Que hermosos años en los que mi madre mezclaba en una copa, mosto y gaseosa haciéndonos creer que aquel brebaje era champagne. Diminutos ilusos...
Y hoy aquí, con unas cuantas campanadas a mis espaldas, miro a través del vidrio de bohemia como las burbujas de esta bebida francesa emergen a su fin.
Un año más, suspira mi cabeza. Pues otro! Y que vengan los que tengan que venir! Pero este año rezo como antaño hacia mi madre:
"Que cuando peor estemos, estemos como ahora"
Feliz año a todos.
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