autoestima

Estaba hablando con una amiga, de las de verdad, sobre la autoestima. Sobre muchas personas que conocemos que tienen a ésta a ras de tierra. Y a muchos nos resulta incomprensible ya que se les admira por muchas cualidades.

- "Maca nunca he entendido tu falta de autoestima...(...)"

El autoestima es cómo nos vemos nosotros, no cómo nos ven los demás. Es el aprecio o la consideración que tiene uno de si mismo.  

El ejemplo más tonto que te puedo poner es cualquier jugador de la liga de futbol. Los niños quieren ser como ellos, se hacen con todo todo su merchandising, se gastan un dineral en las entradas o abonos para ver los partidos, copian sus cortes de pelo y su ropa. Admiración y adulación a los nuevos dioses. ¿Y si yo te digo que, seguramente, ellos se sientan vacíos a pesar de todo lo que tienen? ¿Si te digo que se meten en la cama y se sienten solos a pesar de tener una lista de fans interminable? ¿Si te digo que se odian a sí mismos cuando hay miles de personas adorándoles? Lo mismo pasa con cantantes, actores y gente que nos rodea. Sí, seguramente esa chica que sigues en Instagram que no hace más que subir fotos suyas alcanzando los cientos de likes, lo haga en un gesto desesperado de búsqueda de atención. Cuelga esas fotos en las que poco deja a la imaginación para, de forma equívoca, subir su autoestima a golpe de corazoncitos. Y así, creo, que funcionan las personas y su autoestima. 

En mi caso... Pues supongo que por desgracia, a lo largo de mi vida muchas personas me han hecho creer que no podía, que no valía, que no era suficiente. Y sí, es cierto que nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento, pero aprendí tarde la frase de Eleanor Roosvelt. Lo peor de todo es que muchas de ellas aparecieron en ese periodo clave en el que tras una adolescencia complicada (la de todos) llega el momento de forjar tu carácter. 

Por suerte en ese camino pedregoso, en el que la gente se empeñaba en hacerme pequeña, me topé con personas que sí que creyeron en mí, que sí confiaban, es más, me enseñaron a agacharme para coger impulso y llegar más alto. 

El paso del tiempo, también es un factor que  ha jugado a mi favor, es él quien te hace madurar, ver las cosas de otra manera, desde otro prisma y con perspectiva...  

Mi autoestima no es, ni mucho menos, lo que era antes, ahora valoro un montón de cosas de mí que antes no valoraba y me cuesta creer porqué, aprecio de mi cosas que otros han criticado, y veo virtudes donde otros veían (y ven) vacío o defecto. 

No es un trabajo fácil, cuesta y mucho. Es un trabajo constante, ininterrumpido. No es fácil estar en el fango y tener que sacar fuerzas de flaqueza para salir. No es fácil cambiar una idea que han taladrado en tu cabeza. No es fácil deshacerte de ciertas conductas, de ciertos pensamientos y de muchas percepciones negativas. 

Muchos somos los que decimos que la gente no cambia y puede que sea verdad o no. Cada persona es un mundo y sus circunstancias más, pero lo que si te puedo decir, por experiencia propia, es que la gente puede mejorar. Que no somos perfectos, eso ya lo sabes, ni podemos pretender serlo, pero podemos empeñarnos en mejorar, en ser mejores personas, en corregir nuestros defectos o camuflarlos con nuestras virtudes. 

A veces cuando miro a mi alrededor y veo la degeneración de la persona, en lo individualista y en lo egoísta que se está convirtiendo, quiero creer que al igual que separamos la basura en diferentes contenedores y reciclamos papel para salvar el planeta, haremos algo parecido para salvarnos a nosotros mismos. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario