Ladea la cabeza, mimándose a sí misma, buscando una caricia. Buscándose. Yo sigo mirándola sin que lo sepa. Me resulta tan familiar...
Puedo sentir lo que pasa por su cabeza, puedo ver en el oscuro reflejo el motivo de esas lágrimas. Puedo notar como su piel se estremece con tan sólo recordar.
Apoya su cabeza en la misma ventana que trabaja como mi fiel confidente. Cansada de sentir.
Acabo de ver ese nudo en la garganta disimulado con un ligero y elegante carraspeo. Comienzo a envidiar su entereza por no derrumbarse. Aguantaría yo todo ese sentimiento sin llorar delante de todo el metro?
Se incorpora, busca en el inmenso bolso unas llaves, y en ese intento de distraer su mente, tropieza con algo. No puedo verlo bien. Un papel. Lo lee y sonríe. Agacha la cabeza y veo caer esa gota salada que tanto esfuerzo hizo por hacerse conocer.
No pasa nada... Ya esta. Simplemente esta noche dormirás mejor...
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